ESTA
ES TU MADRE.
Jn. 19, 27
Continuamos con los pensamientos de la Beata Paulina.
1. ¡Asegúrese de
dirigirse siempre a la amorosa Madre de Dios! ¡Es tan maravilloso y consolador
saber que en todos los sufrimientos podemos encontrar en Ella a una Madre
hermosa! Con un corazón humilde y sereno permaneció al pie de la santa cruz;
reconocida por todos como la madre de un condenado a una sentencia pública de
muerte. ¡Qué humildad, qué amor! ¡Con ellas se abre el cielo! 1865
2. María estuvo
constantemente durante su vida, herida por una espada de dolor. Contémplala:
¡qué poco conocida es, a menudo ignorada y despreciada! Como ahora su vida
brilla con el esplendor del cielo, olvidamos cuál fue su situación mientras
peregrinaba en la tierra: ella, la mujer pobre que con su Hijo recibió limosnas
de caridad de otras piadosas mujeres- ella, la madre de un hombre que fue
objeto de burla y del odio de los fariseos y de los distinguidos del pueblo-
ella, la madre del que sufrió la pena de muerte más infame. ¡Oh reina de los
mártires! Me ofrezco a Dios con todo lo que soy y tengo. Amadísima Madre,
pongamos juntas nuestra ofrenda en el altar: tú a tu Hijo, y yo -oh, acéptalo
amado Jesús– a mí misma con todo lo que soy y tengo. Retiro 1848
3. He contemplado la
vida de María, ¡qué llena de espinas y de dolor estaba! La más alta gloria
celestial se tiene que ganar con el más intenso sufrimiento terrenal. Retiro 1848
4. Todo depende de la
pureza de intención. En eso consistió la gran perfección de María: ella hacía
todo por Dios, en las más íntima unión con El y con su voluntad, para su mayor
gloria. Retiro 1848
5. Sólo puede mandar
con seguridad, quien sabe obedecer bien. ¡Oh Jesús, enséñame a estudiar el
ejemplo de María, y cuando deba mandar, enséñame a hacerlo como Ella. Enséñame
la sumisión. ¡Oh María, enséñame tu forma de mandar, tu obediencia! Amén.
1847
6. El amor se esfuerza
por lograr la unión con Dios. Busca sólo su beneplácito; lo busca a El, su
Corazón, y persevera con María al pie de la cruz. Modela su corazón según el de
María, porque Jesús nunca encontró un corazón más fiel que el de su Madre.
Retiro 1847
7. María, Virgen
santa, tú iluminas nuestra senda con tu hermoso ejemplo. Ruega a Dios que me dé
la gracia de seguir tus santas huellas, para que pueda ser la esclava del Señor
y se haga en mí según tu palabra. Amén. Retiro
1843
8. Madre de Dios,
modelo y auxilio de los cristianos, ruega por mí para que sea la sierva del
Señor. Retiro 1842
9. María llega al
templo sin llamar mayormente la atención. Sólo presenta la ofrenda de los
pobres, un par de palomas que ofrece a un Dios. ¡Oh admirable ejemplo! Así
deben ser nuestros sacrificios: de inmenso valor ante Dios, pero ocultos a los
ojos de los hombres.
Retiro 1848
10. El Señor me conceda
un alma sencilla, infantil, como la tenía el Niño Jesús, guiado de la mano de
María. Yo también quiero dejarme conducir por Ella y confiar en que me acepte
como su hija.
Retiro 1848
11. Tome a la
amabilísima Virgen María como modelo. ¡Qué humilde, qué amable y qué unida con
Dios! ¡Con qué devoción y diligencia debe haberse dedicado a su hogar! Jesús,
su Dios y Señor, estaba a su cuidado- el Creador a la creatura. La más humilde
era la Madre del Altísimo. 1877