viernes, 14 de agosto de 2009

Cuando Dios llama nada ni nadie lo detiene




Cuando Dios llama, LLAMA; y nadie ni nada lo detiene… y Él nos busca, golpea a la puerta de nuestro corazón, nos habla de mil maneras, nos demuestra su amor y respeta nuestra libertad. De a poco nos va mostrando su Voluntad sobre nuestra vida, y a medida que vamos discerniendo su Voluntad, al darnos cuenta que Él nos llama a seguirlo más de cerca, sentimos la necesidad de darlo TODO, pero no sólo de dar algo de nuestro tiempo, nuestros talentos, trabajos… sentimos que queremos DARNOS, que no alcanza con darle ALGO a Dios, ¡debemos darle TODO! Claro que esto no es algo que se vive de un día para el otro, es un camino que lleva su tiempo recorrerlo, pero que si abrimos grande el corazón al Señor, a su Palabra, a su Gracia, ÉL va obrando en nosotros.

Cuando entré a séptimo grado en el Colegio Mallinckrodt en 1997, conocí por primera vez a las Hermanas de la Caridad Cristiana. Era la primera vez que tenía contacto directo con Hermanas. Dios se valió de ellas para mostrarme lo FELIZ que es la vida de intimidad con Él y la alegría que se vive al pertenecerle por completo a Él.

En mi casa soy la mayor de nueve hermanos, por lo tanto amo la vida en familia y siempre agradezco a Dios los padres y hermanos que Él me regaló, ya que SIN DUDA han sido y son un gran apoyo en mi vocación religiosa. Cuando era chica, una vez mamá nos dijo: “Los Sacerdotes y las Hermanas sienten un LLAMADO de DIOS para seguir ese camino”… esta frase se me grabó en el corazón y en la mente, me quedé pensando en eso; y en el primer retiro espiritual que hice en 7º grado en la Casa de Ejercicios Espirituales del Colegio, me acuerdo que anoté en mi cuaderno: “Me parece que recibí ese llamado del cual mamá nos habló”… me pasaba que miraba a las Hermanas en el Colegio, y me imaginaba y soñaba con ser Hermana. Su vida me atraía, me encantaba ir a la capilla del Colegio, y quedarme rezando, o cantando con mis amigas.

El tiempo pasó y en los primeros años de secundaria sentía que mi camino era el matrimonio, me imaginaba casada y con muchos hijos; ¡hasta pensaba qué nombres les pondría! Y en tercer año tuve la gracia de ir a la Jornada Mundial de la Juventud, en Roma. El Papa Juan Pablo II nos dijo uno de esos días: “Queridos jóvenes, si alguno de ustedes siente en sí el llamado a darse por entero a Dios, ¡no tengan miedo de darle el SÍ!” Sentí que el Papa me lo decía a mí; esa peregrinación fue una gracia que Dios me regaló y que me fortaleció mucho. Fuimos también a Alemania, acompañadas por Hermanas del Colegio, y llegar al país de la Madre Paulina, Fundadora de la Congregación, fue una experiencia inolvidable. A la vuelta de ese viaje, empecé a sentir con más fuerza el llamado de Dios que me invitaba a dejarlo todo, para ser totalmente suya en la vida religiosa. Fue entonces que me acerqué para hablar con una de las Hermanas, para confiarle lo que estaba viviendo y hacerle todas las preguntas que tenía. El tiempo fue pasando, lo fui hablando con mis padres que me apoyaron y alentaron a conocer la Voluntad de Dios para mi vida, por eso empecé la dirección espiritual con un sacerdote que me ayudó mucho a descubrir si la vida religiosa era o no mi camino. Tenía mucha paz interior, y gran alegría a la vez.

Las Hermanas me acompañaron mucho en mi discernimiento. Y hoy, hago mías palabras de una de ellas que me dijo al comienzo de mi discernimiento vocacional: “La vocación a la vida religiosa es un TESORO, que debemos cuidarlo con la oración, los sacramentos, la lectura de la Palabra de Dios”. Pienso que toda chica cristiana debe plantearse en serio si Dios la llama o no… estos medios que mencioné nos ayudan a discernir la propia vocación; es en la oración donde Dios nos va hablando y mostrando en nuestro corazón cuál es SU VOLUNTAD para nosotros. Y más allá de que se tenga vocación religiosa o no, TODO cristiano debe rezar por el aumento de vocaciones sacerdotales y religiosas, y por la perseverancia en la vocación; porque la Iglesia necesita sacerdotes y religiosos SANTOS que sigan anunciando el Evangelio y testimoniando a Cristo con la propia vida. ¡Unámonos en oración en esta intención!

Ser llamada a la vida religiosa, es un detalle de AMOR de Dios para con la persona llamada, elegida por Él; es enamorarse de Dios que nos amó primero, y entregarse a Él, para ser totalmente suya y anunciarlo a los demás.

Hna. María Luisa


Si crees que Dios te llama a la vida religiosa
Y quieres conocer más acerca del Carisma y Espiritualidad de las
Hermanas de la Caridad Cristiana escríbenos a:
hnamagranr@gmail.com

jueves, 13 de agosto de 2009

Darse uno mismo ,eso es amar

.“Dar alegría y felicidad, DARSE UNO MISMO, eso es AMAR”

160° Aniversario de la fundación de nuestra Congregación, un “pequeño” jubileo

El próximo 21 de agosto, las Hermanas de la Caridad Cristiana estaremos celebrando el 160° aniversario de la Fundación de nuestra querida Congregación. La Hna. Adalberta, actual Superiora General, en su carta del pasado 27 de marzo refiriéndose al próximo 21 de agosto escribe: “miraremos hacia atrás con especial gratitud por la conducción de Dios durante los pasados 160 años. Esta retrospección fortalecerá también nuestra confianza en que el Señor continuará caminando con nosotras”.

“Te agradezco de todo corazón. Toda mi alma, toda mi vida sea gratitud para contigo”, con estas palabras de la Madre Paulina, queremos expresarle a Dios nuestra gratitud por su infinito amor, que nos ha sostenido y guiado a lo largo de estos 160 años. Alabamos al Señor por el inestimable don que nos hizo en la Madre Paulina y en cada Hermana, desde la fundación de la Congregación hasta el día de hoy.

Como preparación para este gran aniversario, es bueno profundizar en la vida de la Madre Paulina; conocerla más, y tratar de imitarla. El Padre Berhorst, en la oración fúnebre en el día del entierro de la Madre Paulina dijo: “En verdad, una vida extraordinariamente grande e importante ha terminado con la muerte de Paulina von Mallinckrodt. Si el libro de los Proverbios dice: “¿Quién encuentra una mujer fuerte?”, nosotros podemos contestar hoy: aquí hemos encontrado el alma de una mujer fuerte; fuerte por sus dones naturales, fuerte por la gracia de Dios, fuerte en el combate contra el mal, fuerte en la prosperidad, fuerte en la adversidad. Lo que ella ha trabajado, sufrido, combatido y fundado, todo esto sobrevivirá hasta las generaciones venideras. ¡Quiera Dios que todos los que hemos tenido la dicha de conocerla imitemos sus virtudes, y muy en particular su amor al prójimo”.

La Madre Paulina y el olvido de sí misma…

La vida de la Madre Paulina fue una ENTREGA AMOROSA y CONSTANTE a Dios y al prójimo. De su unión íntima con Jesús Eucaristía ella sacaba fuerzas para servir a las Hermanas y a quienes la rodeaban. Esa entrega a Dios y al prójimo la lleva a olvidarse de sí misma, a auto trascenderse. Salir de sí misma para servir a Cristo en el prójimo, a Cristo en sus Hermanas, en los queridos ciegos; no sólo a aquellos privados de la visión, sino también a quienes padecían la ceguera de la FE, a quienes vivían en la noche, alejados de Dios.

La Madre Paulina llevó la caridad de Cristo a todos en un servicio alegre y cordial. Ella se detenía ante las personas y las miraba, no con una mirada intelectual, sino con una mirada de AMOR. Ella tenía claro que, darse al otro es efectivamente buscar su bien; y que ese amor a los hermanos se expresa en obras. La Madre Paulina amó con amor universal, sus fibras más íntimas estaban hechas para ese amor, para aceptar a todo hermano como su hermano. Cuentan las Hermanas que la cuidaron en su enfermedad días antes de su muerte: “A pesar de los dolores que sentía y de la gran debilidad, sólo se recostó, esperando la llegada de Sor Afra, que venía enferma. “¿Está encendida la estufa, y se ha preparado el desayuno para las Hermanas viajeras?”, preguntó. Apenas las sintió en la portería, la buena Rev. Madre les salió al encuentro, y las saludó con toda amabilidad, como si estuviese sana. (…) El amor de la Rev. Madre para con las enfermas era siempre admirable”. La Madre Paulina nos enseña con su entrega a Dios y al prójimo, que la verdadera felicidad está en el SERVICIO DESINTERESADO a los demás.

Hoy en día tenemos tantos medios de comunicación al alcance de la mano, y sin embargo, no siempre estamos comunicados. A veces, el celular, la computadora, la televisión, el trabajo en exceso, etc., impiden salir de “mí” para mirar al “otro”, para fomentar en la propia familia espacios de escucha, de diálogo, en el que sea posible “comunicarme y escucharte”. Hay muchas formas de servir a Cristo presente en cada uno de nuestros hermanos. En la familia, en el trabajo, en la calle… a veces una simple sonrisa, un amable “muchas gracias”, o un abrazo a alguien que necesita de nuestro consuelo. En el colegio entre los amigos, compartiendo nuestro tiempo y nuestros talentos; en casa ayudando en los quehaceres del hogar; en el trabajo esforzándonos por hacer las cosas bien, para gloria de Dios. La clave está en el AMOR que se pone en todo lo que se hace:

“Señor, dame amor, ante todo, a los de mi casa;
dame sus corazones; que mi amor a ellos se encienda en tu divino amor.
(…) En los pensamientos, palabras y obras
debe reinar la caridad: ¡Señor, enséñamela!”,
Madre Paulina

Que en este año de gracia y bendición para toda la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, y para nuestro querido Colegio, la Madre Paulina nos ayude a abrir nuestro corazón, nuestros ojos, para descubrir a Cristo presente en nuestros hermanos. Que podamos crecer en nuestra entrega, allí donde Dios quiere que estemos. “Señor, haz que te sirvamos con un corazón indiviso y alegre”, Madre Paulina 1849.

Hna.Ma.Luisa


domingo, 9 de agosto de 2009


"La paciencia y el amor que todo lo soporta, aportan muchas bendiciones. No podemos esperar que las personas tengan sólo buenas cualidades; también tienen sus defectos. Aquí estamos en un mundo imperfecto. Sólo en el cielo todo es perfección. Y es una obra de misericordia soportar con paciencia lo que no se puede corregir en los demás."
(M.Paulina 1872)

Entrada destacada

Año dedicado a San José .

"La grandeza de san José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el pa...