jueves, 31 de octubre de 2013

Nueva Superiora General en nuestra Congregación

¡Rezamos por la Hna. Adalberta y la Hna. María del Rosario!


De nuestras Constituciones:
La autoridad en la Congregación viene de Dios: el Padre la comunica a Cristo quien la transmite a través de la Iglesia. La naturaleza de esta autoridad es espiritual y pastoral, según el ejemplo y la enseñanza de Cristo. Las Hermanas revestidas de autoridad deben ejercerla humildemente de acuerdo a las Constituciones y al Magisterio de la Iglesia.
(...)
La Superiora cultiva una intensa unión personal con Dios, de manera que en el ejercicio de la autoridad, manifieste a las Hermanas el amor con que Dios las ama. Las anima a buscar y a amar a Dios sobre todas las cosas y a vivir en armonía entre sí. Fortalece en ellas el celo apostólico. 

Detalle foto, de izq a der:
Hna. María del Rosario (nueva Superiora General) - Hna. Adalberta (Superiora General desde 2001-2013). Agradecemos al Señor por el DON que estas Hermanas son para nuestra Congregación. Rezamos por ellas con un corazón agradecido, pidiendo a la Virgen, Nuestra Madre Inmaculada, que las cubra siempre con su manto.

Vida en Comunidad

"Que todos sean uno..." (Jn. 17, 21) Este fue también el deseo de la Madre Paulina, que sus Hermanas sean un sólo corazón y una sola alma. Esta profunda unidad, arraigada en una fe viva, es un don del Espíritu Santo y tiene su origen y modelo en la vida de la  Trinidad. Se fortifica por nuestra celebración de la Eucaristía, por la vivencia del carisma y la misión que compartimos.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Obediencia religiosa


La obediencia religiosa, entrega total de nuestra voluntad a Dios, es la participación en el misterio de la obediencia de Cristo que siempre hizo lo que le agradaba al Padre. Iluminada por el Espíritu Santo, nuestra obediencia nos conduce a la plena madurez en Cristo y a la libertad gozosa de los hijos de Dios. Es mi deseo primordial, sí, mi único deseo, que la voluntad de Dios se cumpla en mí (Madre Paulina, 1847).

Pobreza evangélica


La pobreza evangélica es un don por el cual manifestamos que Dios es nuestro único tesoro. Vivida de acuerdo al ejemplo de Cristo, que siendo rico se hizo pobre para que por su pobreza nos  enriqueciéramos (2 Cor. 8,9).

         Dejando todas las cosas por poseer solo a Dios, nos abandonamos gozosamente a su Divina Providencia con un corazón humilde y una profunda confianza. El corazón centrado en Dios, le confía toda ansiedad por el futuro. Dios cuida maravillosamente de los que le   son fieles: El no abandona a los suyos (Madre Paulina, 1877). 

martes, 29 de octubre de 2013

Castidad Consagrada

La castidad consagrada es ante todo un don eximio de la gracia. Por ella nos entregamos total  y gozosamente a Dios en quien todo existe y alcanza su plenitud. Todo depende de que demos todo nuestro corazón y todo nuestro amor a nuestro divino Esposo (Madre Paulina, 1949).

lunes, 28 de octubre de 2013

¿Qué es la vocación a la vida religiosa?



La palabra vocación, viene del latín: "vocare"... LLAMADO. ¿Quién llama? Dios. ¿A quién? A quien Él desea. ¿Para qué? Para seguir a Jesús más de cerca, para estar con Él. ¿Cómo? Siguiéndolo en castidad consagrada, pobreza evangélica y obediencia religiosa. ¿Dónde? En una Congregación determinada. ¿Con quiénes? En Comunidad.

"Querido joven, pregúntale a Jesús qué quiere de ti, y sé valiente", 
                                                                            Papa Francisco

"Porque Jesús no quita nada y lo da TODO", 
Papa Benedicto XVI

"Queridos jóvenes, 
si alguno de vosotros siente en su corazón 
que el Señor los llama a darse por entero a Él, 
no tengan miedo de decirle que SÍ", 
Beato Juan Pablo II

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