jueves, 31 de octubre de 2013

Vida en Comunidad

"Que todos sean uno..." (Jn. 17, 21) Este fue también el deseo de la Madre Paulina, que sus Hermanas sean un sólo corazón y una sola alma. Esta profunda unidad, arraigada en una fe viva, es un don del Espíritu Santo y tiene su origen y modelo en la vida de la  Trinidad. Se fortifica por nuestra celebración de la Eucaristía, por la vivencia del carisma y la misión que compartimos.

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