Señor, ayúdame, ayúdanos a todas a santificarnos e imprégnanos vivamente con la convicción de que debemos, podemos y queremos ser santas. Al llamarnos a la vida religiosa, nos has destinado también a un grado más alto de gloria. Ayúdame a apreciar infinitamente mi santa vocación. ¡Oh Dios, cómo me has preferido a tantas otras que son mejores que yo! Esta es obra de tu gracia. Me has elegido a causa de mis pecados;querías glorificar en mí tu infinita misericordia. Señor, ayúdame a hacerme santa. Ayúdame a ser siempre un holocausto ante Ti. Hice voto de castidad, pobreza y obediencia. En los votos se encuentran todos los medios para alcanzar un altísimo grado de perfección. Con estos santos votos hemos renunciado a todo: a nuestra propia voluntad, a los goces sensuales, a la propiedad terrena. ¡Oh Señor! permítenos ser consagradas a Ti, totalmente y para siempre, con todo lo que somos y tenemos, desprendidas completamente de todas las cosas. Que nuestra unión contigo sea perfecta. Amén.
Escuchando la voz de Jesús, dejándolo todo , lo siguieron. Lc 5,11
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