¡Oh afligidísima Madre mía! Por el dolor cruel que traspasó tu maternal corazón al ver y contemplar en tus brazos el cuerpo destrozado de tu hijo Jesús: concédeme, Madre mía, ya que Jesús te ha encomendado el la misión de Madre, que acuda siempre a tu amparo, que llore mis pecados, causa de tanto dolor y que viva solo para Dios.
Por tu cruz y resurrección, nos has salvado, Señor
Escuchando la voz de Jesús, dejándolo todo , lo siguieron. Lc 5,11
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