lunes, 17 de agosto de 2009

Dios sigue llamando



Dios sigue llamando
Novicias y Postulantes son dirigidas por una Hernana encargada se su formación.
Una intensa vida de oración cultiva en la formanda una profunda amistad con Cristo a quién entregará su vida.
A través de la primera profesión de castidad consagrada, pobreza y obediencia, se comienza a vivir plenamente la vida religiosa.

“Es una gracia muy grande que Dios se digne llamarnos para trabajar en la extensión de su reino” (Madre Paulina).
“Construir la vida sobre Cristo, acogiendo con alegría la palabra y poniendo en práctica la doctrina: ¡he aquí, jóvenes del tercer milenio, cuál debe ser vuestro programa! Es urgente que surja una nueva generación de apóstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a los desafíos de nuestro tiempo y dispuestos a difundir el Evangelio por todas partes. ¡Esto es lo que os pide el Señor, a esto os invita la Iglesia, esto es lo que el mundo - aun sin saberlo - espera de vosotros! Y si Jesús os llama, no tengáis miedo de responderle con generosidad, especialmente cuando os propone seguirlo en la vida consagrada o en la vida sacerdotal. No tengáis miedo; fiaos de Él y no quedaréis decepcionados”. Mensaje del Santo Padre a los jóvenes del mundo, con ocasión de la celebración diocesana de la XXI Jornada Mundial de la Juventud 2006.
La formación la realizamos en una comunidad religiosa que anima y sostiene a las formandas.
Jesús sigue llamando a muchas jóvenes a una consagración total a Él como Hermana de la Caridad Cristiana. Es un llamado a una vida totalmente dedicada al servicio de Dios y al servicio de todos los hombres a través del amor, siguiendo las huellas de la Madre Paulina.
Aceptar la llamada de Dios a seguirlo en la Vida Religiosa, es el inicio de un camino de formación, que a través de diferentes etapas, ayuda a la joven llamada a conformar su vida según el carisma de las Hermanas de la Caridad Cristiana y a conocer lo que la Iglesia espera de la Vida Religiosa, a fin de vivirla en plenitud, y así alcanzar un verdadero desarrollo personal y humano como mujer consagrada. Acompañada por sus formadores, la aspirante a la Vida Religiosa en nuestra Congregación, es guiada para poder discernir la autenticidad de su vocación en completa libertad, con responsabilidad y alegría. El don de la Vida Religiosa es tan maravilloso que vale la pena ponerse a la escucha de la Palabra de Dios y dedicarle tiempo a la oración para preparar un terreno propicio para que germine la semilla de la vocación.
Desde las etapas iniciales de formación se realizan experiencias apostólicas.
Novicias y postulantes viviendo una experiencia apostólica.
Si crees que Dios te llama a la vida religiosay quieres conocer más acerca del Carisma y Espiritualidad de las Hnas. de la Caridad Cristiana escríbenos a

hnamagranr@gmail.com

¿Tendré vocación?

LA VOCACIÓN SACERDOTAL Y EL SEMINARIO
¿Tendré vocación?
Cualquier joven responsable se plantea el futuro de su vida: piensa en una profesión, si va a fundar una familia, etc.
Un joven cristiano también se plantea la vida, pero preguntándose: ¿Qué espera Dios de mí? Sabe que Dios quiere la felicidad de cada persona y es capaz de dársela. Vocación significa "llamada": es lo que Dios está llamando a cada uno.
Por la fe estamos todos llamados a vivir la vocación cristiana: ser testigos del amor de Dios en nuestro ambiente, en el trabajo, la familia, etc. Pero hay tres formas de vivir la vocación cristiana:
La vocación de laicos: Los cristianos que ejercen una profesión, viven en medio de la sociedad, se casan normalmente, fundan una familia y en todo tratan de construir el mundo segùn los planes de Dios.
La vocación sacerdotal: Los cristianos que reciben el sacramento del Orden para hacer presente a Jesucristo mediante la predicación de la Palabra de Dios, la celebración de los Sacramentos y el cuidado pastoral de la comunidad (parroquia, grupos, etc.). Para ello se preparan en el Seminario durante seis años y ofrecen su vida en una dedicación total, renunciando a constituir una familia y optando por el celibato consagrado a fin de imitar a Jesucristo y servir más plenamente a todos.
La vocación de vida consagrada: Consagrar la vida al servicio de Dios y de los demás, mediante la ofrenda de los tres votos o consejos evangélicos, a imitación de Jesucristo: la pobreza, la obediencia viviendo en fraternidad y la virginidad consagrada. Esta consagración se puede vivir de dos maneras:
Institutos de vida religiosa: Viven en comunidad y son variados, porque cada uno actualiza y se fija en algún aspecto de la vida de Jesús: la oración (los monjes y monjas contemplativos), el servicio a los pobres, la enseñanza, las obras de misereicordia, la predicación ,educación(religiosos y religiosas de vida activa).
Institutos seculares: Se parecen a los religiosos en que profesan los consejos evangélicos, pero se parecen a los laicos en que trabajan y viven en medio de la sociedad, sin llevar distintivos, sino distinguiéndose por su entrega y radicaclidad evangélica a fin de santificar el trabajo del mundo y las relaciones sociales.
Tanto la vocación sacerdotal como la vida consagrada suponen optar por el de celibato por el Reino los Cielos. No se renuncia al amor. Se experimenta el amor de Dios, se le elige a Él como el Amor absoluto de la vida y se ama a los demás por amor a Dios.
Imprescindible para una buena elección
1.- Querer cumplir la voluntad de Dios y amarlo sobre todas las cosas.
2.- Examinar a qué vocación te llama Dios, teniendo en cuenta tus cualidades y tus sensibilidades, a la vez que las necesidades que hay en el mundo.
3.- Orar, consultar con algún sacerdote o persona consagrada.
4.- Decidirse, sabiendo que Dios nos necesita para servir a los demás y quiere y puede hacernos felices en nuestra entrega.

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