jueves, 9 de abril de 2009

Pan de Vida

"Quien no se hace humilde por el PAN de VIDA, no se acerque al humilde Jesús. Quien no saca de la santa Comunión caridad activa, manténgase lejos del Banquete de Amor. Jesús en el Santísmo Sacramento, imprime en mi corazón este amor íntimo, delicado para con todos los que me confias. Úneme más íntimamente contigo en la santa Comunión y en la oración, para que después reciba de Ti la gracia de que mi corazón esté completamente lleno del más santo amor a Dios y al prójimo." (Beata Paulina)

martes, 7 de abril de 2009

Consagrados por el Reino de los Cielos




1. La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profesión de los consejos evangélicos los rasgos característicos de Jesús —virgen, pobre y obediente— tienen una típica y permanente « visibilidad » en medio del mundo, y la mirada de los fieles es atraída hacia el misterio del Reino de Dios que ya actúa en la historia, pero espera su plena realización en el cielo.
A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que, dóciles a la llamada del Padre y a la moción del Espíritu, han elegido este camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse a El con corazón « indiviso » (cf. 1 Co 7, 34). También ellos, como los Apóstoles, han dejado todo para estar con El y ponerse, como El, al servicio de Dios y de los hermanos. De este modo han contribuido a manifestar el misterio y la misión de la Iglesia con los múltiples carismas de vida espiritual y apostólica que les distribuía el Espíritu Santo, y por ello han cooperado también a renovar la sociedad. (Vita consacrata)

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