MIRAD,
ESTE ES NUESTRO DIOS.
Is 25, 9
(Pensamientos de la Madre Paulina)
1. Señor, pongo toda
mi confianza en Ti y en tu infinita bondad y misericordia. Tú me creaste por
amor; por amor me redimiste. También me santificarás por amor. Tú eres mi único
anhelo. Quiero agradarte sólo a Ti porque Tú eres la luz de mi alma. Retiro 1850
2. Con la más íntima
gratitud a Dios debo admitir que he comprobado constantemente cómo Dios se
entrega a quien con firmeza y seguridad confía a El solo su futura salvación. 1853
3. ¡El nos creó para
sí! ¡Amarlo es lo único que cuenta! En eso consiste nuestra grandeza, nuestro
valor, y no en la fama o en la realización de grandes hechos en el mundo. Algún
día El mismo será nuestra recompensa.
Retiro 1851
4. La verdadera
humildad va ligada también a la confianza en que Dios, como nuestro Padre
amantísimo dirigirá todo para nuestro mayor bien, con tal que lo dejemos realizar
su voluntad y lo sirvamos fielmente. 1866
5. La dignidad del
hombre está en cooperar con Dios. El desea el corazón de cada uno, su libertad,
su voluntad, y que, como persona libre, deposito todo libremente a sus pies. Retiro 1849
6. Una mirada al
futuro nos podría llenar seguramente de temor y angustia, si no supiéramos que
nuestro amado Señor vive aún y nos conducirá en todo hacia el bien. 1874
7. Deje todo a Dios.
Ahí está en las mejores manos. Retiro 1865
8. El conoce la
relación de todos los hechos, lejanos o cercanos, presentes o futuros, y dirige
todo con paternal amor. Por eso nadie está más seguro que el que se entrega totalmente
a su disposición. Tales personas descansan tranquilas en calma en sus brazos,
aunque sobrevengan las más feroces tormentas y sufrimientos. 1865
9. Amadísimo Jesús,
cuanto menores sean los apoyos externos, tanto más serás Tú la fuerza que me sostiene.
Confío firme y serenamente. Retiro 1848
10. El es fiel. Cuanto
más nos falte el apoyo humano, más firme y confiadamente podemos depender de El
que es el Dios todopoderoso, infinitamente bueno y sapientísimo. Su Providencia
vela sobre todas las cosas, y por El, todo, aún las debilidades y sufrimientos
de toda la humanidad, sirve para cumplir sus propósitos, las metas y fines que
desea alcanzar. Permanezcamos serenamente en sus manos y simplemente dejémoslo
tomar el control de todo como El lo desee. Porque todas las cosas sirven al mayor
bien de los que aman a Dios. Nuestra tarea es practicar la virtud en todas sus
formas. Con calma dejemos todo lo “demás” al cuidado del buen Dios. 1853
11. Señor, Tú has hecho
siempre todo bien y seguirás haciéndolo bien por toda la eternidad, Mi alma
confía en Ti en la vida y en la muerte.
Retiro 1847
12. ¡Todo es don! ¡Qué
amor más tierno le debemos! Retiro 1843
13. El cielo y la
tierra pasarán antes que Dios abandone al que confía en El. 1856
14. Por algún tiempo
estuve sufriendo intensamente de luchas interiores. Me sobrevino un gran temor,
surgieron en mí terribles tentaciones contra la fe, pero la gracia de Dios me
ayudó y me sostuvo. Durante una novena me libró, diría de forma maravillosa del
tormento de los escrúpulos. Desaparecieron repentinamente sin dejar huellas, y
después de mis luchas agonizantes contra la fe, en su bondad llenó mi alma de
una radiante luz de fe que sólo puedo describir como “don de la fe”. Me sentí
inundada por esa luz de la fe que, segura, clara y firmemente asumí cada verdad
de fe con tal firmeza que antes habría dudado de mis propios ojos que de esta
luz radiante. Dios me permitió pasar por estas luchas interiores para mi propio
bien y para instruirme de modo que más adelante, al dirigir a otros pudiera
tener una cordial comprensión con sus sufrimientos interiores. ¡A El alabanza y
gratitud por siempre! 1877