¡CON
GUSTO HAGO TU VOLUNTAD, OH DIOS!
Salmo 40, 9
Seguimos con los pensamientos de la Beata Paulina von Mallinckrodt.
1. Oh Señor, cuanto me
alegro por mi total dependencia de Ti! Mándame lo que quieras y ayúdame a
alabarte siempre diciendo: “¡Gracias a Dios!”. Retiro 1852
2. Lo que Dios quiera
hacer conmigo, está bien hecho. En cualquier permisión de la Providencia, sea
que traiga alegría o pena, exclamaré: “¡Gracias mi Dios!”. El mismo encontrará
el justo equilibrio entre la alegría y el dolor. El, que por amor derramó su
sangre por mí, no me impondrá nunca una cruz demasiado pesada. Retiro 1845
3. Es mi deseo
principal, el único deseo de mi corazón, que se cumpla en mí la Santa Voluntad
de Dios. Retiro 1847
4. ¡Oh amadísimo
Señor, enséñame el completo desprendimiento de todas las criaturas, de todas
mis opiniones, de todas las cosas, para que pueda encontrar más perfectamente
el descanso en Ti completamente unida a Ti, en lo íntimo de mi voluntad. 1855
5. ¿De qué sirve estar
dotada de capacidad intelectual si ésta no va unida a una muy profunda
humildad, un amor indulgente al prójimo con una total entrega a la Voluntad de
Dios y sus permisiones? 1857
6. ¡Oh Señor, haz con
mi vida entera lo que Tú quieras, ya sea difícil o apacible y grata. Todo me
sea indiferente con tal que te agrade a Ti. Retiro 1844
7. Quiero mirar a Dios
y su Santa Voluntad.
Retiro 1850
8. Quiero mantener la
mirada fija en Ti, para cumplir con amorosa prisa cada uno de tus deseos. Mi
esfuerzo esté dirigido solamente a tu beneplácito. Retiro 1850
9. Haz que lo más
querido para mí sea lo que conduce a Ti. La razón por la que creaste todas las
cosas fue para que sirvan como peldaños de la escalera que conduce a Ti en el
cielo.
Retiro
1853
10. Pertenece al
ejercicio de la virtud y del esfuerzo volver siempre de nuevo a la Voluntad de
Dios, como la brújula que busca su centro, A pesar de todas las contrariedades,
aspiremos a que se haga la voluntad divina, y el amor de Dios sea el centro de
reposo de nuestra voluntad.
1863
11. Señor, con gusto
quiero ser como arcilla entre tus dedos. Haz conmigo lo que quieras, con tal
que no retires tu mano de mi. Condúceme como te plazca, por montes y valles,
por desiertos y pantanos, por vertientes y peñascos: todo me es igual, mientras
Tú me conduzcas, sé que voy avanzando hacia la meta. 1852
12. En todo tiempo
quiero estar pronta para el servicio del Señor y responder a su llamada como
Samuel: “Habla Señor, que tu sierva escucha”. Retiro 1848
13. Que Dios no se
acomode a nosotras, mas bien dejémonos guiar siempre por El. Cada respiración
nuestra debe decirle: “Soy la sirva del Señor, que se haga en mi según has
dicho”
(Lc. 1, 39). 1847
14. La voluntad de
Dios, su cumplimiento, es la meta suprema de todos mis anhelos. 1848
15. En mi opinión, la
perfección individual consiste en cumplir la vocación que Dios nos ha dado, y
no en buscar y desear algo más que el cumplimiento de su divina voluntad.
Retiro 1842
16. ¡Haz que sea como
blanda cera en tus manos! ¡Haz conmigo lo que quieras! Retiro 1842
17. Señor Jesús, Tú
sabes cuán indeciblemente feliz estoy, dispuesta para que dispongas de mí según
tu agrado. Retiro 1846
18. Apenas conocemos el
deseo de Dios, debemos estar dispuestas a renunciar a todo, aún a lo más
querido. Retiro 1843
19. Permaneceré donde
Dios quiera que esté, para realizar la obra según su voluntad.
Retiro 1842
20. La realización de
hechos grandiosos no es tan importante, sino tener buena intención al hacerlo.
Aún en las cosas más insignificantes, Dios mira el corazón. Retiro 1843
21. Los caminos de Dios
son inescrutables. Debemos adorar su santa voluntad siempre y en todas las
cosas. 1871
22. Nada importa que
algo sea fácil o difícil, agradable o desagradable. ¡Si es la voluntad de Dios,
debe hacerse, y punto! ¡Eso lo soluciona todo! Retiro 1844
23. De antemano quiero
alabar su santo nombre, ya sea que El dé o quite, Que El no se acomode a mis
deseos. Su santa voluntad sea siempre mi ley más amada. Dios me conceda la
conformidad con Su voluntad.
Retiro 1844
24. Acepte con
paciencia lo que Dios permita que suceda. No busque otra cosa más que la
extensión de su Reino y la salvación de las almas inmortales. 1852
25. Inclinémonos con la
más profunda humildad bajo la mano poderosa de Dios. Adoremos sus santas
disposiciones y digamos desde lo más hondo del corazón: “Bendita y alabada se
la santa voluntad, siempre digna de adoración e inescrutables en las
profundidades y en las alturas.
1854
26. Pongo toda mi
confianza en el Señor y espero de su misericordia todo bien. Estoy ansiosa por
ir adonde El quiera que esté, y a su debido tiempo me mostrará los caminos y medios
para ello. 1854
27. Al Señor hay que servirlo
con fortaleza.
1840
28. Quien comienza una
obra con firme determinación, ya ha ganado la mitad de la batalla. Retiro 1847
29. Nunca quiero
preguntar, “¿es esto cómodo, no es muy pesada la carga?” Si una obra es para
gloria de Dios, debo emprenderla con valor, a pesar de mí misma. Retiro 1843
30. Si de verdad la
honra de Dios es la única meta de todos mis deseos y aspiraciones, entonces no
importa quién las realice, si son para su gloria. Si El quisiera grandes obras
y éxitos por mi intermedio, me habría puesto en un lugar donde pudiera
hacerlas. Sin embargo ahora, puesto que yo y mi posición son tan
insignificantes para ello, me está pidiendo sacrificios personales mucho
mayores. Amar la vida oculta: es la lección que debo aprender. Retiro 1846
31. Con gusto quiero
hacer todo lo que pueda, pero en este momento no sé qué otra cosa hacer, sino
esperar tranquilamente todo lo que Dios ordene o permita. 1862
32. Amadísimo Señor,
haznos conocer tu Santa Voluntad y ayúdanos a correr a cumplirla.
Retiro 1867
33. Si tenemos éxito en
una empresa, que toda la gloria sea para Dios; si salimos frustradas en ella,
aceptemos la humillación de todo corazón y con alegría. 1841
34. Dios ha dispuesto
bien todas las cosas y seguirá cuidándonos paternalmente. ¿Quién sabe cómo
desea ordenar todo al final? A menudo El hace sus planes mucho tiempo antes y
los lleva a cabo cuando le place. El Señor ha hecho todo bien. 1854
35. ¡Oh Dios, cuídanos
con tu Providencia amorosa! Bendito seas por cada lucha, por cada sufrimiento
como también por cada alegría que nos envías, porque tanto la pena como el gozo
vienen de tu corazón de Padre. Ambas son para nuestra salvación. 1857
36. Tengo tanta
confianza en la bondad de Dios, de que al final la verdad será victoriosa. Sin
embargo debemos conocer el momento exacto para mantenernos firmes y no huir
enseguida. Con serenidad, valor y reflexión se puede avanzar más, teniendo la
protección de Dios. Pero nunca se deben comprometer los principios, ni siquiera
por un pelo. Que El buen Dios ordene todo según su beneplácito. 1878
37. Jesús, envíame tu
Santo Espíritu y victoriosa superaré todos los obstáculos. Tú eres fuerte en
los débiles y esta fuerza vence el mundo con sus vanidades y peligros; desafía
el infierno y la debilidad e inconstancia del propio corazón. Señor Jesús, dame
tu Santo Espíritu para que te ame y te alabe, para que te glorifique y sea tu
esclava con las cual Tú haces según tu voluntad. Amén.
Retiro 1842
38. Igual que en la
creación, deberíamos estar siempre en completo acuerdo con el querer divino.
Nos debe ser indiferente la salud o la enfermedad, el honor o la humillación,
la vida o la muerte. Me dirán que pueden hacer mucho más si están sanas. ¿Qué
están realizando? El mundo y todo lo que contiene, seguirá alegremente adelante
sin nosotras.
Si
Uds. cortan una hebra aquí o remiendan una rotura, toman tierra de un sitio
para ponerla en otro más allá, trabajan mucho con palabras difíciles y algunos
conocimientos para meterlos en la cabeza de los niños; la luz divina ilumina
más en un solo momento, que todos sus discursos. Dios no te necesita, puede
hacerlo todo sin ti. Una obra comenzada no quedará incompleta porque tú mueras,
si Dios quiere continuarla. ¡Qué solas estamos en este mundo! Morir es una
ganancia, si Dios prefiere la muerte a la vida para nosotras. Señor, dame una
perfecta conformidad con tu Voluntad. Retiro 1851
39. ¡Oh Jesús,
enséñanos a reconocer siempre, a
comprender y amar tu Espíritu- a seguirlo adondequiera nos conduzca, a costa de
todos los sacrificios que exija! Retiro 1855
40. Señor, enséñame el
discernimiento de los espíritus, para usarlo no sólo en mí misma sino también
respecto a los demás; esto es tan necesario para mí. Señor, Tú eres fiel,
¡ayúdame! Guíame de la mano en todas las circunstancias de la vida. ¡Te sigo;
arréglalo todo para mi! ¡Sé mi luz! Retiro 1853