Palabras del Papa Francisco a los jóvenes de Asís, 4 de octubre de 2013
En el origen de toda vocación a la vida consagrada siempre hay una fuerte experiencia de Dios ¡una experiencia que no se olvida, se recuerda para toda la vida! Es aquella que tuvo Francisco, ¿no? Y esto no lo podemos ni calcular ni programar. ¡Dios siempre nos sorprende! Es Dios el que llama; pero es importante tener una relación diaria con Él, escucharlo en silencio ante el Tabernáculo y dentro de nosotros mismos, hablarle, acercarse a los Sacramentos.
Tener esta relación familiar con el Señor es como tener abierta la ventana de nuestra vida, para que Él nos haga escuchar su voz, lo que quiere de nosotros. Sería lindo escuchar aquí a los sacerdotes presentes, a las religiosas... Sería lindísimo, porque cada historia es única, pero todas empiezan con un encuentro que ilumina en lo profundo, que toca el corazón y envuelve a toda la persona: afecto, intelecto, sentidos, todo. La relación con Dios no concierne sólo a una parte de nosotros mismos, sino que abarca todo.
Es un amor tan grande, tan hermoso, tan verdadero, que merece todo y merece toda nuestra confianza. Y me gustaría decir una cosa con fuerza, sobre todo hoy: ¡la virginidad por el Reino de Dios no es un "no" es un "sí"! Por supuesto, implica la renuncia a un vínculo conyugal y a una familia propia, pero la base es el "sí" como respuesta al "sí" total de Cristo hacia nosotros, y este "sí" hace fecundos.
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