viernes, 13 de noviembre de 2009

Acordaos


ACORDAOS




Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,

que jamás se ha oído decir que ninguno

de los que han acudido a vuestra protección,

implorando vuestra asistencia y reclamando

vuestro socorro, haya sido desamparado.

Animado por esta confianza, a Vos también acudo,

¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!,

y gimiendo bajo el peso de mis pecados

me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.

¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas,

antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.

Amén.

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