
El Fiat de María no solo lo pronunció en la Anunciación. Toda su vida fue un constante Fiat. Un Fiat pleno que la llevó recordar las palabras de Simeón-una espada te atravesará el corazón- fue cuando tomó en brazos a su Hijo yaciente. Allí pronunció con todo su ser: Hágase en mí según tu voluntad. Que nosotros también podamos vivir , a ejemplo de María, nuestro "Sí" de cada día. Que no preguntemos porqué a mí, sino que al igual que Jesús digamos: "Padre, no se haga lo que yo quiero sino lo que tú quieres".